No podemos controlar los acontecimientos mundiales, pero sí podemos controlar cómo respondemos a ellos. Sus hijos, sus cónyuges, sus colegas y vecinos los están observando.
«Esta es una prueba. Esta es una prueba del Sistema de Alerta de Emergencias. Esto es sólo una prueba…». Cuando pequeña, eso es lo que solíamos escuchar en la televisión (funestamente) a altas horas de la noche mientras la pantalla mostraba una carta de ajuste. Después, venía un pitido largo y agudo.
Damas y caballeros, bienvenidos a la prueba. Podemos pasar o reprobar, esa es nuestra elección. Ustedes creen que no pueden manejar lo que tenemos por delante, pero sí pueden, porque han estado estudiando para esta prueba toda su vida.
No estoy hablando de si les da el coronavirus o no. Hablo de la prueba de nuestras midot, nuestro carácter, mientras enfrentamos esta nueva realidad juntos. El virus puede dañar físicamente un pequeño porcentaje de nosotros, y sin embargo, la forma en que lo manejemos podría destruir nuestras relaciones más importantes. Para la mayoría de nosotros, nuestras vidas no están en juego, pero nuestros matrimonios, nuestras relaciones con nuestros hijos y nuestras comunidades sí. El virus, si Di-s quiere, eventualmente pasará, pero nuestros hogares y sociedades pueden no sobrevivir, a no ser que elijamos liderar con la mejor parte de nosotros mismos.
Afuera de nuestros hogares, podemos elegir entre andar a los empujones, acaparar y ser egoístas, o bien, podemos enfocarnos en ser generosos y amables con los demás. En esta nueva realidad en la que no se nos permite tocar a las personas físicamente, podemos conscientemente elegir tocarlas de otra manera, ya sea con una palabra amable, una sonrisa de apoyo o una mano amiga.
Dentro de nuestros hogares, estamos creando recuerdos. En unos años más, nuestros hijos les contarán a sus hijos la época en que el mundo luchaba contra una pandemia y la gente estaba confinada en sus hogares. Los recuerdos podrán ser o cómo nos enfrentábamos unos a otros, o bien, cómo pasábamos los días haciendo obras de teatro, construyendo fuertes, jugando maratones de Catán, aprendiendo un instrumento en línea, limpiando el garaje, regalando cosas a los pobres, llamando por FaceTime a los abuelos y primos y componiendo una canción familiar.
No podemos controlar los acontecimientos mundiales, pero sí podemos controlar cómo respondemos a ellos. Sus hijos, sus cónyuges, sus compañeros de trabajo y vecinos los están observando. No esperen a que alguien más fije la vara de la fe, del optimismo y de la fuerza. Fíjenla ustedes.
Y porque somos el pueblo judío, y se nos encomendó una misión en el Monte Sinaí para ser la luz entre las naciones, el mundo nos está observando. Las comunidades judías no sólo deben cumplir con las regulaciones, sino que deben ir más allá. Israel ha estado liderando a otros fijando una vara alta y exigente para regular esta crisis, y necesitamos ser una nación que continúe liderando con nuestro carácter moral mientras superamos esto juntos.
¿Qué es lo que cada uno de nosotros puede hacer para marcar la diferencia para los demás?
Entregar alimentos a los vecinos ancianos que están asustados o que no pueden salir de sus casas. Pedir comida para llevar de restaurantes kasher que están sufriendo debido a la falta de trabajo. Contactarse con sus seres queridos más viejos llamándolos todos los días.
Por favor, agreguen sus propias ideas en los comentarios. Juntos, podemos inspirarnos unos a otros durante este tiempo de necesidad.
Ma Tovu… «Cuán bellas son tus tiendas, Jacob». Eso es lo que dijeron otras naciones cuando vieron hogares judíos de armonía, amor y humildad. Pasemos esta prueba juntos, dentro y fuera de nuestras tiendas, para que nuestras familias y todas las naciones, no sólo sobrevivan, sino que prosperen. Y que seamos bendecidos al escuchar el fuerte y penetrante sonido del shofar, anunciando un mundo de unidad, verdad y luz.